“La Soberanía Alimentaria (SA) es el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas agrícolas, ganaderas, laborales, de pesca, alimentarias y agrarias que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias exclusivas. Esto incluye el derecho real a la alimentación y a la producción de alimentos”. La SA pretende construir un nuevo paradigma agroalimentario basado en la implementación del derecho a la alimentación, el acceso campesino a los recursos, unas producciones sostenibles y la priorización de mercados y circuitos de comercialización locales.
De todos los eslabones en que se basa la cadena agroalimentaria, resulta especialmente preocupante el creciente poder y condicionamiento que ejercen las grandes empresas de distribución alimentaria (GDA) sobre toda ella, especialmente sobre los productores y los consumidores.
Los datos nos indican que cada vez más, las compras de alimentos por parte del consumidor final se concentran y organizan alrededor de la GDA. La GDA se está convirtiendo en la única puerta de acceso del consumidor a los alimentos y en la única puerta de los productores al consumidor.
En el Estado Español el 81% de la población compra sus alimentos en la GDA y cinco empresas y dos centrales de compras controlan el 75% de toda la distribución alimentaria.
Los efectos de la GDA en toda la cadena:
-Sobre el consumidor
La GDA no está al servicio del consumidor sino que vulnera sus derechos y altera sus hábitos de consumo en función de sus intereses monetarios de máxima y rápida rentabilidad.
-Sobre el productor
Denunciamos a la GDA como agente responsable de la desaparición de un mundo rural vivo, basado en explotaciones familiares y en producciones sostenibles, y su sustitución por producciones industrializadas, no campesinas, de gran escala y altamente contaminantes. La GDA es altamente selectiva en la elección de sus proveedores, y entre ellos no se encuentran las producciones familiares, sostenibles y diversas, elige a una agricultura, ganadería y pesca industriales, no sostenibles y donde no queda espacio para los campesinos.
El diferencial de precios, entre el precio campesino y el precio consumidor, es escandaloso y claramente denunciable, siendo una de las grandes fuerzas que está provocando el abandono campesino, al obligar al campesino a producir por debajo de costes. En Europa cada tres minutos desaparece una explotación campesina.
-Sobre el medio ambiente
La GDA y la cadena agroalimentaria que impone es una de las principales causas de la insostenibilidad ambiental, tanto en el ámbito rural, de erosión irrecuperable de recursos naturales únicos, como en la promoción de modelos de transporte y embalaje no sustentables.
-Sobre el Sur
La soberanía alimentaria es incompatible con la GDA, la GDA es causa directa de hambre, pobreza y subnutrición, de migraciones campo-ciudad forzada o de la violencia y vulneración de derechos humanos en el campo.
Defendemos el paradigma de la soberanía alimentaria incide transversalmente en toda la cadena alimentaria, desde la reclamación del derecho humano a la alimentación, hasta un nuevo marco de comercio internacional, pasando por modelos de producción de alimentos de proximidad que sean de base campesina, familiar y sostenibles.
Defendemos:
Priorizar los alimentos locales y de temporada.
· Fomentar los alimentos cultivados de forma respetuosa con la naturaleza y sus ciclos
· Priorizar aquellos alimentos que comporten una remuneración digna para todos y todas los que participan en la cadena que trae los alimentos hasta nuestra mesa.
· Priorizar aquellos alimentos transformados (en aquellos productos que realmente lo necesiten) donde el proceso de transformación se haga tan cerca del productor como sea posible. Y rechazamos una transformación llevada a cabo por las grandes empresas multinacionales que promuevan un comercio injusto y un consumo irresponsable.
· Los productos de otros ecosistemas que hemos incorporado a nuestra dieta deben mantener la misma calidad social y medioambiental que exigimos a los productos locales.
Para conseguir este consumo, debemos participar y apoyar a las cooperativas de consumo ecológico y a las organizaciones de comercio justo. Cuando esto no sea posible, el pequeño comercio de proximidad permite mantener el tejido social de nuestros pueblos y ciudades, genera puestos de trabajo y permite pedir información para restablecer los vínculos de confianza sobre el origen de los productos y volver a acercar el consumidor al modelo de producción. Debemos denunciar y no debemos apoyar con nuestro consumo a las grandes cadenas comerciales que hoy están en el centro del modelo comercial que arruina a miles de campesinos y que impone un comercio injusto, irresponsable e insostenible.
Plataforma Soberanía Alimentaria Alicante, 17 de Noviembre de 2010
¡Buenas!
ResponderEliminarSólo quería haceros saber que he utilizado información de esta entrada en el blog de los grupos de consumo, donde he publicado una entrada sobre el día contra las grandes superficies. Espero que no os importe. ¡Gracias!