Soberanía Alimentaria

“Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Ofrece una estrategia para hacer frente al comercio libre y corporativo y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y pesqueros para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales. La soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional, y coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica. La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de los consumidores y consumidoras a controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y gestión de la tierra, de los territorios, del agua, las semillas, el ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producen los alimentos. La soberanía alimentaría supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones.”

Declaración de Nyeleni, Foro Internacional por la Soberanía Alimentaria, Mali, 2007.

www.viacampesina.org

martes, 14 de junio de 2011

Entrevista a Janaina Stronzake



Mientras siga habiendo tierra sin gente y gente sin tierra, continuará la lucha por la reforma agraria”. Janaina Stronzake- MST Brasil (Alacant, 28-5-2011).

Durante el XIII Encuentro de Comités de Amigos y Amigas del MST- Brasil celebrado en Alicante, Janaina Stronzake (MST- Brasil) estremeció a todas las asistentes con sus relatos y vivencias. Una bocanada de aire esperanzador que dejó grabado en todas las gentes sus gritos de “¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!”.

Por Oti Rodríguez Olivas

- ¿Cómo llegó el MST a su vida?

Mi familia y yo fuimos expulsados de la tierra por la Revolución Verde, por las deudas con el banco y por haber empezado a trabajar la tierra en el paquete tecnológico de los años 60. En la década de los 70, apenas yo había nacido, perdimos nuestra tierra y fuimos a la ciudad. Aquí mi mamá era militante de las comunidades eclesiásticas de base, ligadas a la teología de la liberación, por lo que empezamos a conocer los movimientos de ocupación que había en Brasil antes del año 84. Así, con la influencia de mi mamá, mi papá empieza a participar y descubrir este movimiento y reivindicar la reforma agraria. Al final, en 1984, gracias al congreso nacional de fundación del MST que se celebró cerca de mi ciudad, pudimos involucrarnos, y al año siguiente papá, mamá y mis ocho hermanos acampamos. Desde entonces nunca hemos salido de la lucha.

- ¿Qué ha significado el MST en su vida?

La construcción de la vida humana desde la esencia de la propia vida humana. De la posibilidad de desarrollar unas capacidades mínimas de ser personas. Personas que pueden contribuir y ayudar a construir el mundo, porque uno de los aspectos del capitalismo y patriarcado que más me enfurece es cuando quitan a los niños y niñas su derecho a desarrollarse, de estudiar, viajar, de conocer culturas, músicas, arte, nuevas lenguas, etc.; y dentro del MST hemos logrado hacerlo. Yo y mis hermanos tenemos una carrera que para el campesinado brasileño es un sueño prácticamente imposible, era un sueño imposible hasta que nos organizamos dentro del movimiento colectivo. Haber podido estudiar, viajar y conocer se lo debo al MST. También el sentirme capaz de hacer acciones para ayudar a las personas. Es una alegría indescriptible.

- ¿Qué significa para el MST Brasil el apoyo de los Comités de Amigos y Amigas?

Son fundamentales. Yo recuerdo que ha habido momentos como por ejemplo en la masacre contra las mujeres en 2008, cuando la policía nos atacó por ocupar una hacienda de eucalipto con más de 80 mujeres heridas y 900 detenidas, en los que con frío y hambre nos reconfortaba saber que había mucha gente en todo el mundo que nos apoyaba. Sabemos que había gente que se solidariza con nuestra causa.

Los comités de apoyo, además de que puedan aportar materiales económicos para contribuir con la lucha campesina, nos da solidaridad espiritual y mística. Son una fuente de ánimo y fuerza para seguir.

- Hablando de la lucha de las mujeres dentro del MST, ¿cuál es el papel de la campesina dentro del movimiento?

Históricamente las mujeres han tenido un papel fundamental de recolección y mejora de las semillas, de la selección natural de especies, de cuidar de la salud y la alimentación, etc.; pero dentro del MST empezamos a descubrir un papel que va más allá de ser cuidadoras. Un papel de liderazgo dentro de la lucha política. Conseguimos salir de la cocina para participar en las cooperativas, en la producción, en la lucha contra las transnacionales y para jugar un papel de líderes efectivos en un movimiento político de masas. Sin mujeres la lucha va por la mitad. Hay que sacar a las mujeres de sus casas para combatir el capitalismo y el patriarcado.

- ¿Cuál es la situación actual del MST a nivel social, económico y político?

A día de hoy atravesamos algunos retos. En Brasil se dice que se intenta construir un estado de bienestar social pero se intenta desmantelar los movimientos sociales, incluyendo al MST. Para ello se dice que la gente ya no quiere movilizarse y que muchos movimientos son violentos. Nos enfrentamos a una burguesía aliada con las transnacionales que tienen muchas armas y maneras de combatir el MST con el poder económico, público, la prensa, policía, grupos paramilitares, entre otras; pero las familias siguen exigiendo reforma agraria y hay tierras para ser distribuidas. Mientras siga habiendo tierra sin gente, y gente sin tierra, continuará la lucha por la reforma agraria.

- Defina en unas pocas palabras la esencia del MST.

Ocupar, resistir y producir.

- Brasil está actualmente de moda como un país emergente, ¿pero cuál es la realidad del país al margen de esa imagen que mediáticamente nos transmiten?

La realidad es que las desigualdades del país son muy grandes, aunque es cierto que mucha gente que antes pasaba hambre hoy tiene unos mínimos de alimentación, pero la desigualdad entre ricos y pobres es cada vez mayor. Además, la banca transnacional y las grandes empresas nunca han tenido tantos beneficios como en estos momentos por la liberalización de las semillas transgénicas. Brasil, aunque aparezca como un país con una fuerte presencia, sigue sumiso a los intereses de los grupos económicos transnacionales (del gran capital).

- En la charla ofrecida durante el encuentro de comités, apuntabas que hay una solución basada en la formación y la cultura, ¿cuáles son estas metas?

Como apuntó el cubano José Martí: “un pueblo que no es culto no puede ser libre, para ser libre hay que ser culto”. Culto para conocer y valorar las culturas de todos los pueblos y en este caso nuestra cultura campesina. Pero no tratada con una imagen de personas que trabajan mucho, sufren mucho, son ignorantes, sino que la cultura puede llevar al uso de tecnologías que mejoren la vida de las personas, pero llegan de la mano de los estudios. Hay que conquistar las universidades, construir el saber desde dentro y fuera de las universidades. Construir la universidad popular. Para nosotros, cuanto más nos formamos más capacidad tenemos para saber cuál es la realidad, cómo actuar y saber dónde está el combate principal.

- ¿Cómo ve Europa?

Preocupada. Se siente una ola neonazista con todo este debate del rechazo de los inmigrantes y del cierre de fronteras. Se siente una ola de fuerza de la más extrema derecha, pero también se siente que la gente comienza a reaccionar por lo que me pregunto si el estado de bienestar ha servido para amortiguar a la gente o no. En este momento cuando los derechos empiezan a perderse parece que la gente se echa a la calle, aunque falta un poco de claridad de rumbo y de una mayor unidad.

¡¡GRACIAS COMPAÑERA!!

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